viernes, 11 de diciembre de 2009

LA ENFERMEDAD DEL HIGO

La “Enfermedad del Higo” es mucho más frecuente de lo que pudiera suponerse a priori.

Se trata de un síndrome en virtud del cual la persona va madurando –vs. envejeciendo– con los años, hasta completar el ciclo vital, y, luego, va y se muere. El nombre se inspira en el fruto de la higuera común “ficus carica”, que pende el árbol mientras está joven, se arruga progresivamente y, finalmente, cae al suelo donde se chafa y pudre. El higo es la flor del árbol, que se nos muestra en forma de inflorescencia.

Contra esta antigua enfermedad la Medicina viene luchando, desde tiempos inmemoriales, intentando ponerle remedio a base de productos antioxidantes, cremas para la piel, todo tipo de cirugías estéticas y/o reparadoras, etc., sin conseguir evitar el desenlace final. Algunos excéntricos, que se lo pueden permitir, se hacen congelar en nitrógeno líquido, a la espera de una solución futura.

Muchas personas se niegan a envejecer, en especial en su juventud. “El árbol joven no quiere arder”. Algunas siguen empeñadas en ello, cuando han rebasado la madurez y se encuentran en plena ancianidad. A esta variedad del síndrome del higo se le conoce con el nombre de “síndromedel higo verde (o del viejo verde)”.

A algunos, envejecer nos jode. Sólo con mirar el futuro del higo y el aspecto que ofrece al final de su ciclo vital, nos dan calambres hasta en el píloro. Científicos cualificados denominan a este cuadro clínico, “el síndrome del higo chungo” (no confundir con “chumbo”, o de la chumbera). En otros círculos lo llaman “el síndrome del higo paso o seco”.

La variedad del que se conserva en nitrógeno líquido es conocida con el nombre de “síndrome del higo iceberg”, también “síndrome del Titanic”, dado que se espera que el logro de su recuperación sea un completo desastre.

Hay personas que creen que la enfermedad del higo consiste en estar obnubilado por el deseo sexual de una mujer concreta, hasta el punto de no poder pensar en otra cosa. En este caso hablamos del “síndrome del higo en almíbar” o decimos: “está en la higuera”, refiriéndonos al paciente que la sufre.

Hay higos que se pudren en el árbol sin llegar a caer y otros que son comidos por los pajaritos y/o gusanos. En este caso no podemos hablar de una enfermedad del higo propiamente dicha, más bien se trata de una jugarreta de la madre naturaleza (putada), ya que no permite siquiera que complete su ciclo vital.

Poner los higos en conserva no parece resolver esta patología milenaria, como se ha visto en los casos de ultracongelación. En un experimento realizado en la Universidad de Oxford, se pusieron en un matraz los restos mortales de tres abuelos fallecidos. Posteriormentef ueron condimentados con sales minerales básicas, proteínas y azúcares elementales. Se intentó su resurrección con descargas eléctricas de varios Gv., pero no se les pudo devolver a la vida, por lo que han sido vendidos a un restaurante chino especializado en cerdo agridulce.

Estamos en camino de conquistar Marte y aún no sabemos curar un catarro, ni la Enfermedad del Higo. ¿Cómo coño vamos a combatir la Gripe A?

¡Porca miseria!

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