jueves, 22 de octubre de 2009

ALGO DE ESTÉTICA

Llámase Fisioterapia aquella técnica de tortura moderna, donde los hombres vamos a recibir masajes musculares dolorosos en las zonas que menos nos apetece.

Asimismo, las mujeres acuden a recibir un trato muy parecido. Ambos pagamos una respetable cantidad, cuando, en realidad, nos gustaría obtener otro tipo de masajes por parte de la mujer y, al mismo tiempo, estaríamos encantados de masajear a las mujeres, sin cobrar nada en absoluto. Esto puede hacerse extensivo a otro tipo de terapias y/o masajes terapéuticos. Lo que sucede es que no nos ponemos de acuerdo para darnos mutuo placer.

Los masajes tuvieron su esplendor en la alta y baja edad media, donde te los hacían gratis, con tal de que provocaras al poder político o religioso. En esta época se inventaron varias técnicas que hoy en día podemos experimentar en los modernos spa, como por ejemplo la termoterapia, o aplicación de calor en el cuerpo, hasta conseguir un buen braseado. También la hidroterapia, a base de ingestión masiva de agua (equivalente a beberse una piscina). Por no hablar de los famosos estiramientos o pilates, que te practicaban en un potro especial. Era gratis, con tal que mantuvieras la boca callada y te negaras a cantar. En esto las mujeres debieron llevar la peor parte, por su afición al verbo insaciable y a las corales de parroquia.

Aplicaciones de cremas, baba de caracol, y terapia facial con verduras como el pepino, están en la imaginación de cualquier varón saludable, sin necesidad de que ellas tengan que visitar salones de masaje y/oestética corporal. Por no mencionar la aplicación de los huevos para suavizar la piel. Pero ellas son muy suyas y prefieren que se lo hagan otras personas, muchas veces mujeres.

Está documentado un caso en que el varón recibió una bofetada cuando le ofreció sus servicios a una desconocida, para mejorar su cutis a base de pepino y huevos. Así de desagradecidas pueden mostrarse algunas mujeres. Otra faceta exclusiva de nuestras féminas es que no se dejan tocar el pelo tan fácilmente. Yo, una vez, le corté el pelo a mi mujer y es la fecha que todavía me lo sigue recordando. Sin embargo, a ellas les gusta tomar nuestros cabellos y cortarlos (tomarnos el pelo), siendo un memorable ejemplo la manifiesta poda que Dalila le hizo a Sansón, que perdió las fuerzas a consecuencia de ello.

¡Os dejo, que tengo que ir al fisio!

No hay comentarios:

Publicar un comentario