lunes, 7 de febrero de 2011

LOS NÚMEROS PRIMOS

Anoche vi en la tele un documental de Redes sobre las matemáticas y el misterio de los números primos. Como todos sabéis, sólo son divisibles por si mismos y por la unidad, de modo que cualquier división posible se expresa en decimales.

A simple vista parece una chorrada, sin misterio ninguno. Pero, resulta que cuando se escribe una serie consecutiva de ellos, lo que uno espera encontrar es alguna pauta (ley) que justifique el siguiente. Pues no, aparece como aleatoria e imprevisible.

Por ejemplo:

1, 3, 5, 7, ¿9?...

El 9 ya no es primo.

Dado que las matemáticas son la expresión lógica de la vida, se especula que los números primos son los pilares matemáticos del universo.

Decían en la tele que secuencias largas de números primos se utilizan para encriptar los códigos de las tarjetas de crédito, por ejemplo. Y, desde luego, los informes secretos de los gobiernos, amén de los documentos que deseen protegerse en Internet.

Bueno, pues todo esto es mentira.

Los auténticos números primos de la sociedad somos nosotros, también llamados La Plebe, Juan Pueblo, La Gente…

En efecto, es fácil demostrar que somos números, con sólo acercarse a una de las largas colas de las oficinas del estado.

Que somos primos es más que evidente, con sólo ver lo crédulos y obedientes que nos mostramos ante los cuentos que nos narran nuestros dirigentes, para asumir el pago del pato que ellos han enfermado y/o matado a disgustos. Cuando pagamos la crisis y su mala gestión, el aumento de las tarifas energéticas (el recibo de luz), etc, creamos un nuevo concepto matemático, a saber: el NPG (Número Primo Gilipollas).

También somos los pilares del universo, ya que hay mucha Pilar y María del Pilar por ahí sustentando a su prole y al muermo de su marido. En este caso, el concepto matemático no es nuevo, sino que se viene conociendo como el “efecto gayumbo” o “efecto calzonazos”, con sus variantes respectivas de “sucio” y/o “zurrasposo”.

Las implicaciones que tienen los números primos sobre la mecánica cuántica son enormes. Por ejemplo, un electrón que no muestra su posición y velocidad cuando es observado por el científico, no es un primo, sino un cachondo. El primo es el que se pone a contemplar cómo nos vacila. Y el gilipollas, es el que paga los gastos del gran acelerador de partículas (CERN).

¡Si es que no tenemos arreglo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario