miércoles, 30 de noviembre de 2011

LOS FEOS

Hay que ver lo que enseñan los documentales de la 2. Por ejemplo, no sabía que nuestros antepasados prehistóricos fueran tan feos. Se puede ser algo simio, de facciones rudas, comer carne cruda, follar a cuatro patas y cagar cuadrado, pero tan feos…?

Para más INRI, son sucios y tontos.

¿O es que el tonto es el director del documental?

Algunos realizadores de TV piensan que los niños son, en realidad, adultos bajitos y tontos, para los que hacen el consiguiente programita insoportable. Ahora se añade el documental sobre los Neandertales y demás tropa, donde aparecen seres prehumanos y/o humanoides con el comportamiento de parvularios grandes, y pintado el cuerpo con tan poca gracia que provoca hilaridad. Estos “pájaros” debían ser de dos clases, a saber: unos frioleros, cubiertos de unas mantas viejas, queriendo simular pieles, y otros calurosos que deambulan en pelota picada por los campos. El pelo sucio hasta lo imposible, la dentadura doble –salen con una postiza adosada a la propia­–, con lo que se asemejan a tiburones, cuando abren la boca. El cuerpo cubierto de unos pelos mal pegados y pintados con tal mal gusto que se ve que el responsable no ha visto nunca un nativo de las selvas (cualesquiera), que se arreglan que da gusto verles ellos y ellas. Por cierto, van mucho más limpios y lustrosos.

Ayer salía por la tele un tontolaba de estos haciéndose una herramienta, que daba pena verle. Eso no es que lo que se ve en los museos antropológicos, sino utensilios difíciles de reproducir hoy en día. Vamos, que no sabemos hacerlos como ellos y, con sus medios, menos todavía. Otro se hizo una flauta con un hueso de caña, que no sabía ni tocarla. Menos mal que se la pasó a una maciza “nandertala” –a pesar del taparrabos y sujetador harapiento y la consabida pintura corporal horrible, se notaba que estaba buena– que le faltó un pelo para interpretar un solo de flauta barroca, que dejó a todos sorprendidos. Sobre todo a los televidentes como yo mismo.

Estas pinceladas son para denunciar cómo es posible que un documental cuya temática nos toca de tan cerca, se haga tan rematadamente mal.

Imagino la cara de los actores cuando se vean en su casa con esas pintas. Tengo oído que ha habido varios divorcios y que a la mayoría dejó de hablarles la familia.

¡Pena!

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