martes, 31 de marzo de 2009

DEL LUTHIER EN SÍ

En mi corta experiencia como guitarrero he establecido íntimo contacto con el mundo de la madera. En nuestro pensamiento reside la idea de que las cosas que nos rodean son rígidas e inmutables, incluidos nosotros mismos. Con el paso de los años, nos damos cuenta de que todo es elástico, también el espacio-tiempo. Esto ya nos lo vienen diciendo los astrofísicos, pero cuesta comprobarlo y más hacerse a la idea, que se refuerza cuando, al mirarnos en el espejo, contemplamos la huellas que el tiempo va dejando sobre nuestro cuerpo.

Al mecanizar las delicadas y preciosas maderas, pensé que dado un croquis, todo era cuestión de seguirlo en sus medidas, con precisión de décimas de milímetro. Doblados los aros y encolada tal o cual pieza, debía encajar todo como un puzzle. Vale que no soy un luthier experimentado, pero salvados lo posibles fallos de oficio, me he dado cuenta de que los materiales están vivos y que la madera, aunque seca, tiende a recuperar su forma original, debido seguramente a que posee memoria. También a deformarse, tal vez siguiendo la luz que recibía del sol cuando estaba en el árbol, antes de ser talado.

Independientemente de que esta propiedad de la madera haga de la luthería un oficio de alta artesanía (yo diría que artístico), invita a la reflexión filosófica sobre la flexibilidad de nuestro universo.

Curiosamente, el cerebro humano se resiste a esta flacidez y levedad del universo y de nosotros mismos, a pesar de ser una víscera blanda y cambiante con las experiencias y el paso de los años. Tan es así que, en los escáneres cerebrales, se aprecia la resistencia de nuestro cerebro a asumir las distintas perspectivas o ideas de nuestra cultura, oponiéndose claramente a cambios que modifiquen nuestros criterios preconcebidos de la realidad personal. Esto sucede en personas de ideas conservadoras y, en la misma medida, en las liberales, lo que no deja de ser asombroso.

Sólo podemos acceder a la flexibilidad del pensamiento mediante la reflexión racional y científica, valiéndonos de las indiscutibles matemáticas.

Dos más dos son cuatro, por definición… ¿o no es así en otros sistemas numéricos posibles?

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