sábado, 14 de marzo de 2009

LA ALMEJA

Se trata de un ser bivalvo, de cuerpo meloso y baboso, dotado de dos clítoris extensibles, que alarga fuera de las conchas, para respirar. De aspecto impúdico, suele vivir encerrada en su concha y enterrarse en la arena, dejándose ver únicamente cuando las circunstancias le son favorables. Su nombre científico es "Bibalvus impudicus".

"Almeja" y "concha" son dos acepciones utilizadas por los humanos para referirse a seres tan controvertidos y complejos…, como las almejas.

Han sido catalogadas dos clases: la "marinera" y la "urbanitas", amén de la "hermana mayor" o almeja de la alta sociedad, u "ostra". Así como la marinera es asequible, la urbanitas resulta más esquiva, en tanto que la ostra se mueve en altos ambientes sociales; si bien algunas, de inferior calidad, se muestran en comidas y cenas de empresa o fiestas familiares, de carácter plebeyo, una o dos veces al año. Todas estas especies son más del gusto de los caballeros que de las damas, como cabía esperar. Asimismo, ellas prefieren los percebes (por razones obvias). No es raro observar parejas de hecho (que no matrimonios) entre percebes y almejas, presentándose en sociedad.

Ambas especies se encuentran con facilidad en el funcionariado de los arrecifes, por el que todos pasamos alguna vez, cuando necesitamos algún certificado oficial. Mucho más raro es encontrarlas tocando las castañuelas en un tablao flamenco.

Una variedad de la "urbanitas" es la "almeja campera". Se las puede ver todo el año en, por ejemplo, la Casa de Campo de Madrid; y, sobre todo, cuando la temperatura se suaviza con la estación; en cuyo caso, alternan con las setas de temporada. Sólo sucede, en esta circunstancia, que los percebes se desgarran de la roca y puede vérseles merodeando por los aledaños del recinto.

La vida de la almeja es, no obstante, efímera, terminado por compartir plato con los indolentes fideos. Mientras que, al contrario, los percebes son plato de lujo en mesas distinguidas. En este sentido, la ostra (o "peaso" de almeja), comparte la misma buena suerte.

En estos tiempos, las cosas tienden a cambiar para las almejas, asociadas para reivindicar su derechos en la organización AAA, o triple A (A = almeja), en una guerra sin cuartel contra el percebe. Dicen ellas que, si el percebe se inmiscuye en sus asuntos, cerrarán la concha de golpe, ateniéndose éste a las consecuencias. De este modo, han sido vistos algunos ejemplares circuncidados, navegando a la deriva.

Sólo se me ocurre añadir: para vosotros que disfrutéis comiéndoos alguna que otra almeja; y para vosotras, que degustéis algún que otro percebe que sea de vuestro agrado… Me refiero al marisco, o ¿en queestabais pensando?

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