lunes, 16 de marzo de 2009

EL SALMÓN, EL SALMONETE Y EL MERO

Aparentemente, se trata de seres distintos, pero les une una gran coincidencia, no sólo porque los tres son peces, sino porque comparten el mismo sentimiento religioso… ¡como lo oyes!

Así, el salmón, resulta ser un salmo demasiado extenso, mientras que el salmonete es un salmo pequeñito. Por su parte el mero, es un mero… salmo, sin más atribuciones.

Circulan por las capillas de pecios hundidos, entre libros mohosos repletos de latinajos.

El salmón es viajero y sale por ahí a desovar a las misiones, lo que se conoce con el nombre de apostolado; mientras que el mero salmo, permanece en su vida monástica, generalmente enrocado en sus principios religiosos, presidiendo alguna que otra conferencia episcopal. El salmonete actúa de comparsa en estos ambientes, y muchas veces, acepta una parroquia de barrio marino.

La vida sedentaria del mero, le resulta más rentable, habiendo llegado algunos a ser Papas (de la mar); mientras que la vida misionera, remontando ríos torrenciales, depara no pocos disgustos, cuando los osos hambrientos merodean en los repechos de las corrientes.

Tradicionalmente, los meros se han llevado mal con las sirenas, a las que han venido reprochando su desnudez, tapándose los pechos únicamente con la melena, ya que, ante un golpe de mar, éstos quedan muchas veces al descubierto, provocando la lascivia de los percebes, que se yerguen erectos. Pueden aceptar, no obstante, una relación sexual casta entre ambos, siempre que se pasen por la vicaría del arrecife. Tampoco los salmones son muy bien vistos por los meros, por la amistad de aquellos con cangrejos ermitaños (jesuitas), que tienen la manía de buscarles las cosquillas al poder papal, cercano a Neptuno.

Pero, para fobia, la que le profesan a las almejas; sobre todo a la variedad "campera" (ver artículo sobre la almeja). Nadie lo sabe, pero la concha de nácar que cubre la desnudez de este impúdico ser, la inventaron los meros, allá por la edad media, constituyendo el primer y genuino cinturón de castidad marino conocido.

Como puede verse, en este artículo, "en todas partes cuecen habas". ¿Qué tal unas habas con almejas?

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